Me desperté. Harry no
estaba en la cama, así que supuse que estaba en la cocina desayunando. Cuando
entré en la cocina me encontré el desayuno hecho encima de la mesa. No pude
evitar sonreír.
-¡Buenos días! -me dijo
cuando estaba detrás de mí, dándome un beso en la mejilla. Cuando me di la
vuelta, pasó rápido por delante de mí, dirigiéndose a la puerta.
-¿Adónde vas? -pregunté
asustada. No quería que se fuera.
-Es sábado, tengo que
trabajar en la panadería de la esquina; si quieres, cuando termines de
desayunar te vienes. -me dijo desde la puerta sonriendo y después la cerró.
-Es tan perfecto… -se me
escapó. Harry estaba fuera, despidiéndose de mí con la mano a través de la
ventana. “Espero que no me haya oído” -pensé.
Desayuné rápido, y lavé
los platos. Fui a mi habitación y me cambié de ropa, me puse esto:
Me maquillé, me lavé los
dientes y salí. No tardé mucho en llegar, estaba cerca. La panadería estaba
cerrada todavía, pero la puerta estaba abierta. Entré, pero no encontré a
Harry. Me metí por un pasillo y me lo encontré enfrente de un espejo peinándose
con un movimiento muy sexy. No pude soportar reírme. Harry se dio cuenta.
-¿De qué te ríes? -se
acercó a mí. -Siento haber sido tan soso esta mañana, llegaba tarde.
-No pasa nada.
-respondí. -¿Hablaste con tus amigos? -Harry se quedó pensativo. -Lo de ayer…
Los de Cuba!
-¡Aah! Sí, el lunes
vamos, ¿vale? -se acercó y me abrazó. -Te olvidarás de él, te lo prometo. -me susurró.
-Vale.. muchas gracias,
en serio, te acabo de conocer y ya me están intentando ayudar, muchas gracias.
-No se dan. -me guiñó el
ojo. -Tengo que abrir, ¿me ayudas a vender?
-Claro -le sonreí. -¿Qué
tengo que hacer?
Harry me miró raro.
-¿Nunca has ido a una
panadería o qué? -se rió y esperó mi respuesta.
-Sí, es que…, bueno
déjalo. -¿Qué podía decir? Esa sonrisa no hacía más que ponerme nerviosa, no
podía parar de sonreír cuando estaba junto a él… Era jodidamente perfecto.
-¡Eh! Buenos días.
-Harry pasó mi mano enfrente de mi cara para ver si me despertaba.
-¿Me quedé embobada? Lo
siento. -dije avergonzada.
-No pasa nada -dio la
vuelta al cartel y quedó abierta la panadería. Dio la vuelta al mostrador y me
senté con él.
Nos quedamos un momento
mirándonos sin decir nada. A ninguno de los dos nos molestaba, en absoluto. Era
un silencio cómodo y cada uno se perdía en la mirada del otro.
El sonido de una campana
nos hizo reaccionar.
Entró un señor comprando
pan, y luego otro, y otro, y así toda la mañana. Se me hizo eterno, no paraba
de mirar a Harry, sentía celos de todas y cada una de las personas que
compraban, porque ÉL les regalaba una sonrisa.
-Bueno, son las 14:00,
vamos a comer. -se levantó y yo con él.
Salimos de la panadería
y llegamos a casa.
-¿Sabes cocinar? No me
apetece ahora encender la cocina. -me dijo con cara de pena.
-Jajaja, mira que eres
vago… -le sonreí tiernamente.
-¡No soy vago! -puso
cara de cachorrito y encendí la cocina.
-¡No! -Harry me quitó
enseguida las manos de la cocina. ¿Había hecho algo malo o qué? -No voy a dejar
que cocines solo porque soy un vago!
¿Se podía ser más dulce?
¿Se podía acaso ser sexy y dulce al mismo tiempo? Sí, Harry era las dos cosas a
la vez.
-¡Tierra llamando a ____
¡ ¿Cuántas veces te vas a quedar embobada? -se rió.
“Tantas veces como me
sonrías” -pensé. Me reí con él y decidimos ir a comer los dos a algún sitio.
Cuando íbamos a salir,
llamaron al timbre.
-¿Zayn? ¿Qué haces aquí?
- oí a Harry mientras yo me cambiaba de ropa.
-¡Hola Harry! Pues yo
muy bien, ¿y tú? Me alegro… - dijo Zayn irónicamente.
-Vale, sí. ¿Qué quieres?
-Harry parecía algo cansado. Cuando por fin me cambié, bajé las escaleras y vi
a un chico alto, moreno y con una mecha rubia en el pelo. Era guapo… pero no
tanto como Harry.
-Vengo a presentarte a
la mejor chica del mundo. -no me di cuenta hasta ese momento de que de la mano
de Zayn había una chica de mi estatura, más o menos, morena y con el pelo largo
(como yo lo llevo queriendo desde hace mucho) Parecía maja y me daba la impresión
de que íbamos a ser buenas amigas…
-Hola, soy Ari -me dijo
con una voz dulce.
-Yo soy Harry, el amigo
del gilipollas de al lado tuyo, que no nos deja salir a ____ y a mí; y ella
-pasó su brazo por mi hombro- es ______
-Sí, Ari, dejémosles,
que tienen cosas más importantes que hacer. -dijo Zayn fingiendo que estaba
molesto.
-Este tío es tonto. -me
susurró Harry una vez que se fueron.
Solo pude reírme.
Llegamos al restaurante y comimos.
-Bueno, ¿qué quieres
hacer? -me dijo dulcemente cogiéndome de la mano.
-Lo que quieras.
-respondí. Él se río. Podía ser muy dulce físicamente pero era muy, muy
pervertido.
-Vale… te llevaré al
cine.
-Me parece bien.
-respondí; y me llevó al cine para elegir una película. De miedo.
“¿De miedo? ¿En serio,
Harry? “ pensé. Odiaba las películas de miedo, pero me tranquilizaba saber que
estaba con el chico más perfecto del mundo…
Una pregunta recorrió
por mi mente nada más pensar eso de él: ¿me estaba empezando a gustar Harry? O…
peor aún: ¿me estaba enamorando?
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