“¡¿Kevin?!”
pensé horrorizada.
Salí
corriendo de la entrada para ir a su habitación. No estaba. Llamé a Clara.
Entré en su habitación sin avisar y vi a Niall y a Clara desnudos en la cama,
durmiendo.
-¿¡ Y
KEVIN!? –grité desesperada.
Niall
se levantó de un salto y miró por la habitación. Salió de la cama, aún desnudo
y empezó a recorrerla mirando en todas las habitaciones, mientras Clara
intentaba consolarme. No estaba por ningún lado.
-Otra
vez no… no puede ser… no otra vez. –me repetía una y otra vez mientras recorría
la casa mirando una y otra vez todas las habitaciones.
De
repente me acordé: Harry… ¿Dónde se había metido este ahora?
Salí de
casa y corrí por toda la manzana esperando ver algún rastro de Harry. Pero no.
Me
paré. Estaba cansada. De correr, de buscar, de estar siempre pendiente de Tom,
de no poder mi propia vida…
Ahora
lo entendía: todo era una trampa. Sarah estaba bien, estaba perfectamente. Tom
nos entretuvo a Harry y a mí mientras la guarra de Sarah entraba por una
ventana y se llevaba a mi hijo, a lo que más quería.
Por fin
le vi. Con el bebé en brazos, y la mejilla morada. La camiseta estaba sucia y
parecía que acababa de salir de la guerra. Me vio y me sonrió como pudo. Tenía
una herida en el labio también.
Me
acerqué corriendo y le abracé.
-Está
bien. Era una trampa. Va a ser la última vez, te lo prometo. –me susurró.
-¡Harry!
¡____! ¿Estáis bien? ¿Ese es Kevin? –dijo Clara corriendo hacia nosotros. Niall
cogió al bebé y se lo llevó a casa, con Clara. Harry y yo les seguimos.
-Hice
un trato con Tom y Sarah. No me casaba contigo si me devolvían al bebé. –dijo.
Le miré sorprendida.
-¿QUÉ?
–pregunté frustrada.
-Era
broma, mi amor. –me dio un beso – te
prometo que no volverá a meterse en nuestra vida. Nunca. –me dijo parándose.
-¿Cómo
estás seguro? –dije firme.
-Confía
en mí. –no dije nada. Solo pensé. –Confía en mí como si nada hubiera pasado,
sabes que siempre he estado a tu lado y que cuando menos te lo esperabas,
llegué. Igual que pasó aquella vez en la que se lo dijiste a mi madre, que me
llevó lejos de ti. –sonreí.
-Es
probablemente de lo que más me arrepiento en la vida. –reconocí.
-Ya.
Pero ¿sabes? Cuanto más tarda el momento, cuanto más esperado sea; mejor. –me
abrazó fuerte. Me cayó una lágrima por la mejilla.
-Te
quiero. –le dije abrazándole más fuerte.
-Yo
más, cielo. –me dio un beso y me agarró fuerte de la mano. Fuimos a casa.
**
-El
bebé está durmiendo. –dijo Clara nada más entrar nosotros. Asentí y sonreí.
-Quiero
verlo. –fui yo sola a la habitación y le vi, en la cuna. Todavía era tan
pequeño, tan indefenso… Me senté en la cama al lado suya y le acuné.
-No
puedo creer que casi te pierda. –le susurré. –Lo he pasado mal. Lo siento si
soy una mala madre, discúlpame. Pero ese tío me hace la vida imposible; quiere
llevarte con él, y le conozco bien. Si lo hace, no te devolverá hasta que no
cumplas los 15. Y seguramente tú no te creas que sea tu verdadera madre. Te
habría contado tantas historias malas sobre mí, te habría tratado tan mal…
-tenía los ojos humedecidos. –Prometo ser mejor madre. Soy demasiado joven, así
que todo esto es difícil para mí. Sé que eres demasiado pequeño para
entenderme, incluso para oírme, pero… espero que algún día te pueda contar toda
esta historia y no me llegues a odiar por cuidarte tan mal y no estar pendiente
de ti. –me acerqué más a él. Le acaricié el poco pelo que tenía y le di un
beso. Salí de la habitación y al otro
lado de la puerta vi a Harry.
-No
eres una mala madre, eres la mejor que hay. –me dijo, y me empujó hacia él, dándome
un beso en los labios.
-Gracias.
–dije abrazándole.
-No se
dan, cielo. –me dio un beso en el pelo y fui a echarme la siesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario