jueves, 14 de marzo de 2013

CAPÍTULO 32: Otra vez no..


“¡¿Kevin?!” pensé horrorizada.
Salí corriendo de la entrada para ir a su habitación. No estaba. Llamé a Clara. Entré en su habitación sin avisar y vi a Niall y a Clara desnudos en la cama, durmiendo.
-¿¡ Y KEVIN!? –grité desesperada.
Niall se levantó de un salto y miró por la habitación. Salió de la cama, aún desnudo y empezó a recorrerla mirando en todas las habitaciones, mientras Clara intentaba consolarme. No estaba por ningún lado.
-Otra vez no… no puede ser… no otra vez. –me repetía una y otra vez mientras recorría la casa mirando una y otra vez todas las habitaciones.
De repente me acordé: Harry… ¿Dónde se había metido este ahora?
Salí de casa y corrí por toda la manzana esperando ver algún rastro de Harry. Pero no.
Me paré. Estaba cansada. De correr, de buscar, de estar siempre pendiente de Tom, de no poder mi propia vida…
Ahora lo entendía: todo era una trampa. Sarah estaba bien, estaba perfectamente. Tom nos entretuvo a Harry y a mí mientras la guarra de Sarah entraba por una ventana y se llevaba a mi hijo, a lo que más quería.
Por fin le vi. Con el bebé en brazos, y la mejilla morada. La camiseta estaba sucia y parecía que acababa de salir de la guerra. Me vio y me sonrió como pudo. Tenía una herida en el labio también.
Me acerqué corriendo y le abracé.
-Está bien. Era una trampa. Va a ser la última vez, te lo prometo. –me susurró.
-¡Harry! ¡____! ¿Estáis bien? ¿Ese es Kevin? –dijo Clara corriendo hacia nosotros. Niall cogió al bebé y se lo llevó a casa, con Clara. Harry y yo les seguimos.
-Hice un trato con Tom y Sarah. No me casaba contigo si me devolvían al bebé. –dijo. Le miré sorprendida.
-¿QUÉ? –pregunté frustrada.
-Era broma, mi amor. –me  dio un beso – te prometo que no volverá a meterse en nuestra vida. Nunca. –me dijo parándose.
-¿Cómo estás seguro? –dije firme.
-Confía en mí. –no dije nada. Solo pensé. –Confía en mí como si nada hubiera pasado, sabes que siempre he estado a tu lado y que cuando menos te lo esperabas, llegué. Igual que pasó aquella vez en la que se lo dijiste a mi madre, que me llevó lejos de ti. –sonreí.
-Es probablemente de lo que más me arrepiento en la vida. –reconocí.
-Ya. Pero ¿sabes? Cuanto más tarda el momento, cuanto más esperado sea; mejor. –me abrazó fuerte. Me cayó una lágrima por la mejilla.
-Te quiero. –le dije abrazándole más fuerte.
-Yo más, cielo. –me dio un beso y me agarró fuerte de la mano. Fuimos a casa.
**
-El bebé está durmiendo. –dijo Clara nada más entrar nosotros. Asentí y sonreí.
-Quiero verlo. –fui yo sola a la habitación y le vi, en la cuna. Todavía era tan pequeño, tan indefenso… Me senté en la cama al lado suya y le acuné.
-No puedo creer que casi te pierda. –le susurré. –Lo he pasado mal. Lo siento si soy una mala madre, discúlpame. Pero ese tío me hace la vida imposible; quiere llevarte con él, y le conozco bien. Si lo hace, no te devolverá hasta que no cumplas los 15. Y seguramente tú no te creas que sea tu verdadera madre. Te habría contado tantas historias malas sobre mí, te habría tratado tan mal… -tenía los ojos humedecidos. –Prometo ser mejor madre. Soy demasiado joven, así que todo esto es difícil para mí. Sé que eres demasiado pequeño para entenderme, incluso para oírme, pero… espero que algún día te pueda contar toda esta historia y no me llegues a odiar por cuidarte tan mal y no estar pendiente de ti. –me acerqué más a él. Le acaricié el poco pelo que tenía y le di un beso.  Salí de la habitación y al otro lado de la puerta vi a Harry.
-No eres una mala madre, eres la mejor que hay. –me dijo, y me empujó hacia él, dándome un beso en los labios.
-Gracias. –dije abrazándole.
-No se dan, cielo. –me dio un beso en el pelo y fui a echarme la siesta. 

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