martes, 12 de marzo de 2013

CAPÍTULO 30: Ella.


-¿Cómo que una semana para él? –dije perpleja.
-Ya sabes… una semana viviendo con él, durmiendo con él, bebiendo con él, trabajando con él, durmiendo con él… -esto último lo dijo en bajito con los ojos cerrados.
-¿Qué? –dije enfadada.
-Cariño… -vino Harry y me dio un beso.
-¿Qué has dicho? Has dicho que no; ¿verdad?
-He dicho que haga lo que quiera conmigo, pero que a ti te deje en paz. –me dijo abrazándome.
-¿Y qué piensa hacer contigo?-pregunté asustada.
-Aún no lo sé. –me dijo dándome otro beso.
Clara y Niall fueron a jugar con el niño, quien empezó a llorar.
-No quiero que te haga nada.. –dije con lágrimas que estaban a punto de caer.
-No lo harán.
-Es que  no lo entiendo. Harry, no termino de entenderlo. ¿No tuvo bastante la otra vez con separarnos? ¿Acaso no se quedó a gusto jodiéndome la vida? ¿Sabes? Antes de conocerte no era nada, hasta que vino él a mi vida. Entonces pasé de no ser nada a ser una mierda. Todavía recuerdo cómo me trataba. Me ha dejado muchas huellas, demasiadas. No físicamente, pero sí mental y sentimentalmente. Me trató como a una mierda en vez de cómo a una mujer. Me odiaba, me obligaba a quererle, pero ¿sabes? No tenía por qué obligarme, porque yo le seguía queriendo. Un día me enteré de su lío con otras chicas. Le planté cara y le dejé; él empezó a llorar, cogió depresión. Me dejó confusa. ¿Acaso me quería después de todo? Pues bien, otra vez me sentí como una mierda. Luego llegaste tú, todo cambió. ¿Y ahora qué? ¿Otra vez la misma historia? ¿me obligará a quererle, o acaso me hará sentirme otra vez como una mierda? ¿Por qué todo lo malo me pasa a mí? No lo entiendo. Me alegraría que se muriera, pero tarde o temprano, lo hará. Rezaré por que sea pronto; no le soporto más… -no pude continuar. Me desahogué con la única persona que me entiende; saqué todo lo que años anteriores había escondido. Me acurruqué en su hombro y empecé a llorar.
-Te amo. –me dijo Harry. Noté una lágrima caer, era de Harry.
-Y yo. –le besé y oímos a Kevin reír.
-Ahora es cuando tú sonríes, y  me enamoras. –me dijo Harry.
Sonreí y le abracé.
*AL DÍA SIGUIENTE*
Salí a comprar el pan y me encontré con Tom.
-¡Tom!-le grité. Se giró y me sonrió. -¿Todavía no te has cansado de arruinarme la vida? ¿Acaso no has tenido suficiente estos años o qué te pasa? Veo que te diviertes amargándome la vida. –le dije furiosa.
-Sí. Me encanta verte enfadada. Eres preciosa cuando te enfadas. Además, tus ojos son más verdes cuando lloras. –me guiñó el ojo y se fue.
Enfadada, decidí volver a casa. Para tranquilizarme, escuché The A Team, mi canción favorita, de Ed Sheeran. Sin darme cuenta, me pasé de casa y retrocedí un poco. Sin saber lo que me esperaba.
AL cruzar el paso de cebra, un coche venía rapidísimo y no sé cómo, pude esquivarlo. Oí cómo las ruedas chirriaban para frenar y lo hizo en seco. Casi me atropellaban; es más, casi me mataron.
Fui a ver quién estaba de piloto, y era un hombre de color muy oscura, con ojos azules, (lentillas) y de copiloto…
Se me paró el corazón en seco. ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Acaso nací para que estos dos me jodieran la vida? Me sonrió y dio un beso al piloto.
-Hola ____, ¡cuánto tiempo! –me dijo con una sonrisa de asco.
-Sarah. –dije secamente. Ella rió e hizo un gesto para que el piloto arrancase el coche.
Fui a casa corriendo y cuando llegué vi a Harry en la puerta, apoyado esperándome con una sonrisa en la cara. Tenía la blusa desabrochada y los rizos revueltos.
-Hola, cielo. –me dijo y me besó. Me cogió, de manera que entrelacé las piernas en su torso y me llevó a la habitación. El beso seguía y con un movimiento rápido, me tumbó en la cama, quedando él encima mía. Me acariciaba todo el cuerpo.
-¿Y Kevin? –dije sin apartar la boca de la suya casi.
-No está. Está con Clara y Niall. –me siguió besando y sonreí. Aprovechó para levantarme un poco y quitarme la camiseta. Me acarició toda la espalda y luego me desabrochó el sujetador.
Pensé en pararle y decirle lo de Sarah, pero pensé que podía ser más tarde.
Cuando le fui a desabrochar el pantalón, llamaron al timbre. Quise apartar a Harry pero no me dejó.
-Puede esperar.- me dijo, guiñándome un ojo. Sonreí  y siguió. Terminé de quitarle los pantalones.
Oí un ruido casi imperceptible, y obligué a Harry a parar. De repente, la puerta se abrió.
-¿Os corto el rollo? –dijo con voz pija y cara de asco.
-Sarah… -dijo Harry enfadado.

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