Al día siguiente, mi
madre llegó a casa temprano, pidiendo disculpas por no haber pasado la noche en
casa.
-No pasa nada –dije una
y otra vez.
A la hora de la comida,
Harry se quedó a comer, y cuando nos sentamos ninguno de los tres hablaba, solo
intercambiábamos miradas Harry y yo. Cuando terminamos, Harry me cogió del
brazo y me llevó a la habitación.
-¿No se lo ibas a decir?
–me preguntó.
-No. Prefiero que ella
se de cuenta. –dije segura.
-_____, ¿sabes que eso
es peor para las dos? –dijo Harry susurrando.
-No, Harry; si se entera
por mí… no quiero, que se entere ella solita. Mi cuerpo va a ir desarrollándose
y se notará.
Harry asintió y me dio
un pequeño beso en los labios.
*UNA SEMANA DESPUÉS*
Todo pasaba rápido; de
vez en cuando me mareaba y mi madre me decía de ir al médico. Pensé que era una
buena opción, así sabría lo del embarazo, pero pensé durante mucho tiempo y al
final decidí decir que estaba bien, que era solo porque no comía.
Después de muchos días,
notaba cómo poco a poco mi tripa iba cogiendo forma y mis pechos crecían, Harry
pasaba mucho más tiempo conmigo y me saltaba muchas de las clases. No sabía si
era por miedo a que me juzgaran o porque me sintiera mal, pero iba dos o tres
veces por semana solamente.
-Mamá, me voy a duchar.
–dije cuando terminé de hacer los deberes. Entré al baño y me quité la ropa. Me
miré en el espejo de cuerpo entero; pude observar que mi tripa ya había crecido
unos centímetros más, y que mis pechos aumentaron de tamaño. Pensé que mi madre
ya se habría dado cuenta, ya que, aunque llevase chaquetas y ropa por el estilo
que me lo disimulasen un poco, seguía viéndose.
-Hija… -su voz y el
abrir de la puerta me asustaron, pero no me moví. Estaba asustada, era la
primera vez que mi madre me veía desnuda desde que me quedé embarazada. Me
sonrió y se colocó a mi lado, al lado del espejo, mirándose ella también. Vi mi
cara, era de horror. Estaba totalmente asustada por lo que podía decir…
-Hija, sé que ya no eres
una niña, y que no te debo tratar como tal, pero… creo que sigo siendo tu
madre. Recuerda que una madre está ahí para todo, que tienes a Harry, pero no
es el único en tu vida. Recuerda que fui yo quien te crió, y quien te ayudaba
en todo lo que pasaba antes de que conocieras a ese chico. –hizo una pausa y continuó.
–Hija, contéstame. –volvió a hacer una pausa. Esta vez más larga- ¿Estás
embarazada?
-No. –respondí
rápidamente.
-Vale. –dijo susurrando
y yéndose del baño. Llené la bañera y me quedé tumbada en ella un rato,
reflexionando.
-Se lo tengo que contar,
______; es hora de que lo sepa. O que lo confirmes. –me dije a mí misma.
Terminé con el baño y me vestí. Bajé las escaleras y para mi asombro, estaba
Harry y mi madre sentados en la mesa de la cocina. Harry me miraba serio y mi
madre miraba a la mesa vacía.
-¿Qué pasa? –pregunté.
Harry se levantó y me
dejó sentarme. Acabé en la silla entre medias de los dos, y mi madre empezó a
hablar.
-Pocos días después de
que Harry volviese, vi cómo tu cuerpo cambiaba. No mucho, pero vi un cierto
detalle que había cambiado en él. Al principio creí: “es la edad, está
creciendo”; pero luego me di cuenta del rato que pasabas con Harry, de esos
malestares, y esas ausencias en clase. Me horroricé con la idea de que podrías
estar embarazada, pero no quise decir nada. Hablé con Harry y me lo afirmó
todo. –le miré y me sonrió. –Estuvimos hablando sobre el aborto… -me espanté al
oír eso.
-¡No! ¿Estás loca? ¡No
iba a hacer eso por nada del mundo! Es parte de mí, no quiero perderlo. Ahora
es mi hijo. Además, ya es demasiado tarde. –dije con lágrimas en los ojos.
Harry me calmó y mi madre continuó.
-Por eso no dijimos
nada. Sé lo que es pensar en perder un hijo. Creas que no. Lo sé mejor que
nadie. Tu hermano murió días después de nacer. Por eso siempre has oído hablar
sobre Carl, aunque solemos mencionarlo poco. Estaba segura en que no ibas a
dejarlo escapar, pero por favor, contéstame sinceramente _______. –me miró a
los ojos. -¿Estás preparada para tener un hijo?
-Sí… -dije dudosa.
-No, ______. No digas
“sí…” –dijo imitándome. –Esto no es de segundas oportunidades, si puedo bien, y
si no, también. ¡No! Esto es algo que tienes que estar segura, y preparada para
asumir las responsabilidades de tener un hijo. Sé que Harry está preparado. Es
más, le he conseguido un trabajo en el que puede que gane lo suficientemente
dinero como para comprar lo que necesita.
-Sí, quiero tenerlo.
–dije segura.
-De acuerdo. –dijo
levantándose para abrazarme. –Felicidades por tu hijo.
-Gracias.
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