domingo, 24 de febrero de 2013

CAPÍTULO 24: ¿Estás preparada?


Al día siguiente, mi madre llegó a casa temprano, pidiendo disculpas por no haber pasado la noche en casa.
-No pasa nada –dije una y otra vez.
A la hora de la comida, Harry se quedó a comer, y cuando nos sentamos ninguno de los tres hablaba, solo intercambiábamos miradas Harry y yo. Cuando terminamos, Harry me cogió del brazo y me llevó a la habitación.
-¿No se lo ibas a decir? –me preguntó.
-No. Prefiero que ella se de cuenta. –dije segura.
-_____, ¿sabes que eso es peor para las dos? –dijo Harry susurrando.
-No, Harry; si se entera por mí… no quiero, que se entere ella solita. Mi cuerpo va a ir desarrollándose y se notará.
Harry asintió y me dio un pequeño beso en los labios.
*UNA SEMANA DESPUÉS*
Todo pasaba rápido; de vez en cuando me mareaba y mi madre me decía de ir al médico. Pensé que era una buena opción, así sabría lo del embarazo, pero pensé durante mucho tiempo y al final decidí decir que estaba bien, que era solo porque no comía.
Después de muchos días, notaba cómo poco a poco mi tripa iba cogiendo forma y mis pechos crecían, Harry pasaba mucho más tiempo conmigo y me saltaba muchas de las clases. No sabía si era por miedo a que me juzgaran o porque me sintiera mal, pero iba dos o tres veces por semana solamente.
-Mamá, me voy a duchar. –dije cuando terminé de hacer los deberes. Entré al baño y me quité la ropa. Me miré en el espejo de cuerpo entero; pude observar que mi tripa ya había crecido unos centímetros más, y que mis pechos aumentaron de tamaño. Pensé que mi madre ya se habría dado cuenta, ya que, aunque llevase chaquetas y ropa por el estilo que me lo disimulasen un poco, seguía viéndose.
-Hija… -su voz y el abrir de la puerta me asustaron, pero no me moví. Estaba asustada, era la primera vez que mi madre me veía desnuda desde que me quedé embarazada. Me sonrió y se colocó a mi lado, al lado del espejo, mirándose ella también. Vi mi cara, era de horror. Estaba totalmente asustada por lo que podía decir…
-Hija, sé que ya no eres una niña, y que no te debo tratar como tal, pero… creo que sigo siendo tu madre. Recuerda que una madre está ahí para todo, que tienes a Harry, pero no es el único en tu vida. Recuerda que fui yo quien te crió, y quien te ayudaba en todo lo que pasaba antes de que conocieras a ese chico. –hizo una pausa y continuó. –Hija, contéstame. –volvió a hacer una pausa. Esta vez más larga- ¿Estás embarazada?
-No. –respondí rápidamente.
-Vale. –dijo susurrando y yéndose del baño. Llené la bañera y me quedé tumbada en ella un rato, reflexionando.
-Se lo tengo que contar, ______; es hora de que lo sepa. O que lo confirmes. –me dije a mí misma. Terminé con el baño y me vestí. Bajé las escaleras y para mi asombro, estaba Harry y mi madre sentados en la mesa de la cocina. Harry me miraba serio y mi madre miraba a la mesa vacía.
-¿Qué pasa? –pregunté.
Harry se levantó y me dejó sentarme. Acabé en la silla entre medias de los dos, y mi madre empezó a hablar.
-Pocos días después de que Harry volviese, vi cómo tu cuerpo cambiaba. No mucho, pero vi un cierto detalle que había cambiado en él. Al principio creí: “es la edad, está creciendo”; pero luego me di cuenta del rato que pasabas con Harry, de esos malestares, y esas ausencias en clase. Me horroricé con la idea de que podrías estar embarazada, pero no quise decir nada. Hablé con Harry y me lo afirmó todo. –le miré y me sonrió. –Estuvimos hablando sobre el aborto… -me espanté al oír eso.
-¡No! ¿Estás loca? ¡No iba a hacer eso por nada del mundo! Es parte de mí, no quiero perderlo. Ahora es mi hijo. Además, ya es demasiado tarde. –dije con lágrimas en los ojos. Harry me calmó y mi madre continuó.
-Por eso no dijimos nada. Sé lo que es pensar en perder un hijo. Creas que no. Lo sé mejor que nadie. Tu hermano murió días después de nacer. Por eso siempre has oído hablar sobre Carl, aunque solemos mencionarlo poco. Estaba segura en que no ibas a dejarlo escapar, pero por favor, contéstame sinceramente _______. –me miró a los ojos. -¿Estás preparada para tener un hijo?
-Sí… -dije dudosa.
-No, ______. No digas “sí…” –dijo imitándome. –Esto no es de segundas oportunidades, si puedo bien, y si no, también. ¡No! Esto es algo que tienes que estar segura, y preparada para asumir las responsabilidades de tener un hijo. Sé que Harry está preparado. Es más, le he conseguido un trabajo en el que puede que gane lo suficientemente dinero como para comprar lo que necesita.
-Sí, quiero tenerlo. –dije segura.
-De acuerdo. –dijo levantándose para abrazarme. –Felicidades por tu hijo.
-Gracias. 

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