miércoles, 13 de febrero de 2013

CAPÍTULO 23: La verdad.


-Dime que te ha bajado la regla. –me dijo Clara con ojos brillantes.
-¡Pues claro! –dije riendo. Ella sonrió y suspiró aliviada.
-Menos mal… Creía que estabas embarazada, ¿eh? –dijo riendo.
Sonó el móvil de Clara y me hizo un gesto para que esperase y se fue.
“¿Cómo la he podido mentir así? ¡No me ha bajado la regla! Necesito hablar con alguien” pensé.
-Ya está. Era mi madre, es que… -se calló al ver mi cara pálida. -____, ¿qué te pasa? –me dijo cogiéndome  de los hombros.
-No me ha bajado la regla. Clara, estoy asustada, solo tengo 16 años, no estoy preparada. –dije llorando.
-Tranquila, ¿Por qué me mentiste? –dijo sentándose en la cama conmigo.
-Estaba asustada. –confesé.
-Tranquila, cielo, todo va a salir bien. Vamos a la farmacia, venga.
Salimos y entramos a la farmacia, compramos un test de embarazo y salimos con él en la mano. Mientras leía las instrucciones, iba caminando.
-_____, guarda eso, corre. –me susurró Clara.
-¿Qué? –estaba tan concentrada leyéndolo que no atendí. Lo siguiente que vi fue a Harry con la mirada clavada en mis manos, con una expresión de preocupación, y me miró esperando una respuesta.
-Harry, yo… -intenté explicarlo pero no me salían las palabras.
-Clara, vete, por favor. –dijo Harry serio sin dejar de mirarme. Ella asintió y se fue. -¿Cuándo pensabas decírmelo?
-Cuando estuviese segura, Harry. Clara vio mi calendario y se dio cuenta, y fue ahora mismo, Harry, por favor no te enfades. Lo siento, fuimos corriendo a la farmacia y… -no pude seguir. Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas. –No me dejes ahora, ni siquiera lo sé seguro. –dije mientras él se daba la vuelta y se llevaba las manos a la cabeza.
-Déjame pensar. –dijo secamente y se fue.
Me sentí como una mierda, lo único que pude hacer fue correr lo más rápido que pude a casa, llorando. Empecé a beber líquido y cuando tuve ganas de ir al baño lo usé. Esperé cinco  larguísimos minutos y después no me atreví a mirar. Me armé de valor y lo vi.
“Dos rayitas, no puede ser…”
Repetí el acto una vez más y me salió una rayita.
Por última vez lo volví a hacer y salieron dos.
“No puede ser…”
Llamaron al timbre y me sequé las lágrimas. Abrí y era Harry. Llevaba un traje de bebé pequeño y me miraba triste.
-Lo siento, amor. Estaba asustado, solo era eso. Siento tratarte mal, te amo. –me dijo y me empezó a besar.
-¿Quieres tenerlo? –pregunté asustada.
-Es mi niño, así que no lo voy a dejar ir. –dijo sonriendo y besándome.
-O hija. –dije separándome.
-O hija. –repitió. –¿Cómo tienes pensado decírselo a tu madre?
-No lo sé… Seguro que me echa de casa o algo. –dije seria.
-No te preocupes, si te echa de casa, te vienes a la mía. –dijo sonriendo, y yo imité su acto.
-Vale. –le di la mano y fuimos a la cocina.
-¿Quieres algo de beber? –dijo divertido.
-Que gracioso, ja, ja. –dije acercándome a él. Me cogió de la cintura y me besó. 

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