-¿Es verdad? –dijo con la voz
entrecortada.
Louis no supo que decir y
Harry miró al suelo. Me levanté y fui a la barra, ella me siguió.
-Por favor, cuéntamelo. –me
suplicó.
-A eso he venido. ¿Podemos
hablar en privado? –pregunté. Ella asintió y se fue, yo la seguí. Entramos en
una especie de almacén y cerró la puerta. Empezó a llorar y la abracé.
-¿Por qué… no me lo… lo…
dijo? –no podía casi no hablar de tanto llorar.
-No quería que te
preocupases, supongo. –dije.
-Pero yo le podría haber
ayudado y apoyado. Ya no.
-¿Por qué ya no?-pregunté
extrañada.
-Porque… está… está… muerto.
–lloró como un niño pequeño y la tranquilicé.
-No lo está, Danielle. Ve con
él, preguntaré el hospital y ve con él. –dije secándole las lágrimas. Ella
asintió y luego llamaron a la puerta.
-Soy yo, Danielle. –se oyó
una voz femenina.
-Eleanor, pasa. –dijo
Danielle.
Pasó y la abrazó.
-¿En qué hospital está?
-En el de la calle de mi
casa. –me respondió Eleanor y Danielle salió corriendo hacia el coche.
-¿Lo sabías? –pregunté.
-Lo supe y esa misma tarde se
lo dije a Dan. Es mi mejor amiga, no le iba a hacer eso. ¿En qué está pensando
Liam? –dijo molesta y se fue. Volví a la mesa y Louis y Harry no estaba.
Me giré y les vi en otra
mesa.
-¿Por qué cambiasteis de
mesa?
-No hemos cambiado de mesa.
–dijo Harry.
-Es que todas son iguales.
–explicó Louis.
-Ah… -dije y comí.
Después de comer llamé a Zayn
y a Niall para que viniesen a visitar a Liam al hospital por la tarde. Quedamos
todos en la puerta y entramos. También vino Perrie y Eleanor. Esperamos en una
sala en silencio. Miré a Zayn y me di cuenta de que me estaba observando, y
Perrie no le quitaba el ojo de encima.
La enfermera vino y todos nos
fuimos a la puerta. Zayn me hizo una seña y me quedé la última. Me llevó al baño de hombres y nos
encerramos en un baño.
Me miró fijamente. El corazón
me latía a mil. No quería volver a hacer daño a Harry…
-Me quiero ir. Lejos. –dijo
con cara triste.
-¿Cuándo volverás?
Negó con la cabeza mirando al
suelo y sonrió.
-Nunca.. –dijo con la voz
entrecortada.
-¿por qué? –exclamé
preocupada.
-Porque te amo. –levantó la
vista y vi esos ojos marrones aguados. ME sonrió forzosamente. –Pero tú a mí
no. Perrie me ama. Pero yo a ella no. Necesito olvidarme de ti… Creo que esa es
la única manera.
-No, Zayn.. –dije
abrazándole. Al rato me separé un poco y le miré a la cara. Él mantenía la
mirada fija, pero no a mis ojos, sino a la nada. Le empezaron a salir lágrimas
por los ojos y un “te amo” por la boca.
-Zayn… -dije abrazándole más
fuerte. –No te vayas, por favor. Sé que estás enamorado de la Perrie esa.
-No de ella. –dijo secamente.
Me quedé en silencio y más
tarde respondió a mi abrazo. Volví a sentir sus brazos en mi cintura. Bajó la
cabeza para olerme el pelo y ahí me di cuenta. Lo más probable era que nunca.
Nunca. Le volvería a ver.
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