Llamaron al timbre. Miré a Harry para que
fuera él y negó con la cabeza sonriendo.
-¡VAGO! -le grité cariñosa. Pasé por el
salón para abrir cuando vi mi ropa interior tirada en el sofá de la noche
anterior. Rápidamente, la cogí y la puse a lavar.
-¡Harry, por favor, abre tú! ¡Por favor!
-grité para que me oyese. No recibí respuesta, pero oí una puerta abrirse.
-Bien, me ha hecho caso por una vez… -dije
para mis adentros.
-¡_______! ¡¿DÓNDE ESTÁ MI PEQUEÑA?! -oí.
Me dirigí otra vez al salón y vi a Niall de
espaldas. Se giró y me miró sonriente. -¡Aquí está mi pequeña! -dijo
abrazándome muy fuerte.
-Niall, te quiero. -dije riéndome.
-Lo sé, lo sé… -dijo guiñándome el ojo.
Me reí y detrás vi a Clara mirando al suelo.
-Clara… -dije en voz baja. Niall se fue,
haciéndome una seña que no supe interpretar. Supongo que sería que hablase con
ella.
-Siento todo lo que pasó, pensé que era lo
mejor para el niño. Por mi culpa no lo tienes, me he enterado.-dijo.
-Clara, olvida todo lo que pasó. Olvida todo
lo que has hecho conmigo, quitando los mejores momentos. Vamos a empezar una
amistad de nuevo, por favor. Te perdí una vez, y volviste; no quiero
desaprovechar la oportunidad. -dije. Ella me miró con los ojos mojados, a punto
de llorar.
-Gracias por todo. -dijo abrazándome.
-Las gracias se las das a tus amigas. No a
tu hermana, así que no me las des. -dije.
Fuimos las dos a la cocina, y ahí estaban
los demás. Saludé a Zayn con un beso en la mejilla y un fuerte abrazo, y a una
chica rubia muy guapa.
-Ella es Perrie. -dijo Zayn.
-Hola, Perrie. -dije amablemente.
-Hola, cielo. -dijo y me dio dos besos.
-Hola, enana. -oí a Liam. Le abracé muy
fuerte y le di dos besos. -¡Vaya! Creciste, ¿eh? -se rió. -Esta es Danielle.
-Hola, ___- se presentó y me dio un abrazo.
-¡¿Y a mí el último?! ¡Es injusto! Soy un
princeso, debo ser el primero. -oí. Por ese comentario absurdo, supe que era
Louis.
-¡¡Lou!! -fui corriendo a abrazarle.
-Que se pone celosa. -susurró en mi oído.
-Boo Bear, te oí. Hola, amor. -dijo Eleanor
dándome un abrazo.
Al rato, estábamos todos en un sofá
riéndonos, contándonos cosas graciosas que nos habían pasado y viendo a Louis
hacer el imbécil. Estaba Eleanor contando una anécdota suya de cuando era
pequeña cuando Harry me empezó a acariciar la pierna. Le miré y me guiñó el
ojo. Fue subiendo la mano por mis muslos hasta levantarme un poco el vestido
que llevaba.
Le cogí de la mano y se la aparté.
-Pervertido. -dije fingiendo sorpesa. Harry
se rió y me empezó a besar.
-A ver los novios. -dijo Louis riéndose.
-Vayan al baño, aquí no.
Zayn empezó a carraspear. Todos le mirábamos
y acto seguido tosió de mentira de forma muy fuerte.
-Ah. -se dio cuenta Harry. Se levantó del
sillón y se fue.
-¿Harry? ¿Adónde ha ido? -pregunté. Miré a
Zayn quien echó una mirada cómplice a todos los demás y todos suspiraron riendo.
Qué
tonta era yo. No me di cuenta. ¿Qué podía pensar? ¿Qué se fue al baño? ¿A la
cocina? “¿Adónde había ido?” pensaba. La cabeza me daba vueltas, me rayé. ¿Qué
pasaba que todos se miraban cómplices, me miraban, se reían?
No sabía adónde iba, solo sabía que tardaba
mucho. Por un momento pensé que me dejaba sola con todos estos para hablar de
algo.
-¿Qué pasa? -pregunté. Zayn se rió.
-Nada. -dijo Zayn seco.
-Bah. -dije molesta y me levanté. Salí al
pasillo y me paré en mi dormitorio. Fui a abrir la puerta cuando alguien me
echó para atrás bruscamente.
-¡AY! -me quejé. Me hizo daño.
-¿Qué haces? ¡Vuelve al salón! -me regañó
Zayn.
-¿Pero qué os pasa? ¿Estáis tontos?
-Que te vayas al salón. -me dijo Zayn
seriamente.
Quise oponerme, pero volví. Tiempo después
me di cuenta que hice bien, en volver, en hacer que, con un simple gesto,
cambiara mi vida por completo, que empezase una nueva vida. Sin complejos, sin
falta de amor, de cariño. Una vida que siempre quise y que hasta ese momento no
tuve.
Una vida que toda
mujer quiere, con la persona adecuada.
Al volver al salón oí unos ruidos de la
cocina. Me acerqué a ella y estaba Niall en la nevera.
-¿Niall? -dije.
Él se puso nervioso y cerró rápidamente la
nevera, apoyándose en ella como si no quisiese que nadie la abra.
-¿Estás bien? -pregunté extrañada. Él
asintió nervioso sin despegar la mirada de mis manos.
Me fui de la cocina y entré al salón otra
vez.
Le vi.
Mis manos y piernas temblaron.
Me recorrió un escalofrío por todo el
cuerpo.
Mis ojos se aguaron.
-¿Qué haces? -pregunté con voz temblorosa.
Aunque ya sabía a medias lo que hacía…
Pero no estaba segura.
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